Alrededor
del huevo han existido múltiples controversias. Está claro que es un alimento
repleto de nutrientes pero durante los últimos años ha estado en el punto de
mira debido a su alto contenido en grasas y colesterol y a los resultados
arrojados por diversas investigaciones y estudios que ponían su consumo
excesivo en relación con el padecimiento de enfermedades de carácter
cardiovascular. Si bien hace años se llegaba incluso a prohibir su consumo o se
restringía drásticamente por parte de algunos médicos, parece que la actitud
médica se ha suavizado respecto al consumo de huevos. Este post es para arrojar
un poco de luz acerca de la conveniencia o no del consumo de este producto.
El huevo es un producto alimenticio que es muy fácil de obtener, es barato y nos aporta una cantidad enorme de variadas proteínas y grasas (saturadas, poliinsaturadas y monoinsaturadas), además de colesterol y muchísimas vitaminas.
El huevo es un producto alimenticio que es muy fácil de obtener, es barato y nos aporta una cantidad enorme de variadas proteínas y grasas (saturadas, poliinsaturadas y monoinsaturadas), además de colesterol y muchísimas vitaminas.
Se han realizado multitud de estudios que analizan los efectos en el corto plazo del consumo frecuente de huevos. La mayoría de los resultados obtenidos fueron positivos. Destaco el estudio de la revista científica Metabolism publicó los resultados de un estudio que se realizó sobre una muestra de 37 personas escogidas aleatoriamente y las dividieron en dos grupos. Al primer grupo se los pidió que consumieran 3 huevos al día y al segundo grupo se les pidió que consumiran 3 claras de huevo diarias (quitándoles las yemas). Por lo demás se les pidió que siguiesen su dieta habitual y no se les restringió ningún alimento. Tras 12 semanas se concluyó que ambos grupos habían perdido un 4% de peso de media, el colesterol total no tuvo cambios importantes, el colesterol malo (LDL) no cambió apenas y el colesterol bueno (HDL) se incrementó un 16% en el grupo que consumieron los huevos completos y un 10% en el grupo que únicamente consumió las claras.
Respecto a
los efectos a largo plazo, hace décadas
se realizaron estudios epidemiológicos que relacionaron el consumo frecuente de
huevos con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. El problema de
estos antiguos estudios es que no aislaron el consumo de huevos con el consumo
de otros alimentos, es decir, el riesgo cardiovascular pudo producirlo el
consumo frecuente de huevos, el beicon que lo acompañaba, la mantequilla, etc…
En estudios más recientes como el realizado en 1999 "Un estudio prospectivo de consumo de huevo y el riesgo de
enfermedad Cardiovascular en hombres y mujeres” en el que se realizó un
seguimiento durante 14 años a 120.000 individuos se mejoró la metodología de
estudio separando la influencia de cada alimento en el resultado y concluyendo
que el riesgo de padecer problemas cardiovascules no se incrementaba entre los
sujetos que consumían más de un huevo al día, excepto entre las personas
diabéticas. Desde este estudio, la mayoría de los estudios realizados han llegado a
conclusiones muy parecidas. Quedan por esclarecer, los resultados obtenidos en
el caso de personas diabéticas que investigaciones futuras seguro que
esclarecen definitivamente.
A modo de conclusión, no existen evidencias contundentes sobre que el
consumo frecuente de huevos pueda poner en riesgo nuestra salud. Aún siendo una
persona muy prudente respecto a estos estudios, puede ponerse de límite un
huevo diario para asegurar que no existe ningún riesgo en su consumo.
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